"He aprendido a andar; desde entonces me abandono a correr. He aprendido a volar; desde entonces no espero a que me empujen para cambiar de sitio. Ahora soy ligero. Ahora vuelo. Ahora me veo por debajo de mí. Ahora baila en mi un Dios.
Asi habló Zaratustra."
-"Del leer y escribir" del libro "Así habló Zaratustra" de F. W. Nietzsche-


miércoles, 18 de febrero de 2009

La selva de asfalto

Si me dieran la oportunidad de volver al pasado e impedir que alguien naciera para evitar los daños y pesares que su existencia ha causado a la humanidad, no elegiría ni a Hitler, ni Stalin, ni siquiera a Carrillo, sin duda alguna, optaría por el personaje que inventó los malditos "badenes" o reductores de velocidad, ¡que descansada se debió quedar su madre!, y la de veces que se ha de lavar cada día.
Si la normativa me permite circular a cincuenta quilómetros por hora, ¿por qué a los alcaldes o concejales de urbanismo de gran parte de nuestras poblaciones les da por sembrar las calles de tan molestos obstáculos? Elementos que obligan a reducir drásticamente la velocidad si no quieres recibir un buen meneo y tener que cambiar los amortiguadores del vehículo cada poco tiempo. Supongo que hay dos razones, la primera debe ser que son propietarios de todoterrenos y como no tienen tiempo de ir al monte a darles uso, sacian su hobby fastidiando al resto de conciudadanos y que son accionistas de los talleres Midas.

Lo que más rabia me da, es que mientras escalas uno de estos muros, escuches en la radio un anuncio de la DGT pidiendo a los conductores que para ahorrar combustible mantengan una velocidad uniforme, intentando no dar frenazos ni acelerones... no sé si se ríen de nosotros descaradamente o tan solo son así de incompetentes.

En una conocida ciudad del este de Madrid, ha llegado a producirse la gran paradoja de estos elementos de "seguridad", causando accidentes e incluso provocando el fallecimiento de un conductor inocente, la pena es que estos desgraciados acontecimientos no salen a la luz pública, pero si por mi fuera demandaría a algún edil por cómplice de asesinato, por que estos artilugios se colocan con premeditación, alevosía, ventaja y traición.

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"Nunca lloro delante de la gente, así nadie recordará mis penas"
Vicente García